Lo que sucedió a unos jóvenes de provincias que asistían a muchas veladas punk
Habiendo terminado el concierto de un famoso grupo
de crust que andaba de paso por nuestro vetusto reino, se formó un
corrillo entre ciertos asistentes y uno de ellos, el más joven, dijo
así:
- No entiendo por qué han ganado tanta fama éstos
caballeros; aunque no hacen mal su trabajo y ofrecen un espectáculo
agradable, son más repetitivos que otra cosa y su estilo parece un poco
fotocopiado al de sus –supongo- referencias musicales.
- Llevas razón -afirmó otro de los presentes-, en
los últimos seis o siete años los conjuntos musicales de este tipo se
han multiplicado, ha sido un milagro similar a los panes y los peces. La
verdad es que todos se parecen mucho entre sí. ¿Por qué será?
Entonces habló el más longevo de todos los que se hallaban reunidos.
- Creo que están obviando dos aspectos
fundamentales de todo este fenómeno. Así como el que dispone de padrino
no se ahoga en la pila, muchas de estas bandas son del gusto de
individuos muy bien situados en nuestra escena y sus preferencias son
–sin que sea culpa suya o ellos sean conscientes- inexplicablemente
reverenciadas por muchos, creándose así unos elementos de influencia
para el público, algo parecido a las corrientes de opinión de los medios
de comunicación de masas pero a nivel subterráneo. El otro factor se
relaciona con la moda. A veces una banda comienza a practicar un estilo
-con frecuencia se trata de uno abandonado- que mediante la mímica se
pone de nuevo en boga porque a muchos súbditos comienza a agradarles de
manera repentina, produciéndose esta situación que tantas veces hemos
presenciado.
-Es más – añadió el más joven-, parece que existe
la obligación de tener que hacer eso que se ha puesto, o han puesto de
moda. Si no, no te encuentras entre lo más in de la movida, aunque lo más in
te parezca algo que ha perdido el sentido en cierta forma, que se ha
desvirtuado a sí mismo merced a la copia y la falta de originalidad
deliberada. Yo creo que muchas bandas podrían ofrecer algo más auténtico
si buscaran un poco dentro de sí y olvidasen el concepto de hacer porque lo hacen los demás.
Los presentes asintieron y prosiguió otro, ni tan joven ni tan viejo.
- Eso que decís es tan cierto como la noche que
sucede al día pero creo, además, que todo esto se completa con una
actitud que siempre me ha parecido un poco absurda. Me refiero al hecho
de intentar convertirse en lo que la gente espera de ti. Lo explico con
un ejemplo tonto; la reproducción de calaveras y hongos atómicos en las
carátulas de los discos punk o las señoritas lascivas de los discos de
rock… Una vez, una dama me dijo que yo no parecía un cantante, que no
tenía ni pendientes ni tatuajes, que más parecía un profesor que otra
cosa. Para mí fue un cumplido aunque no pienso que ella lo comentara con
esa finalidad, más bien creo que le había sorprendido –de verdad- el
hecho de que mantuviera mis orejotas vírgenes y, envalentonada por media
docena de cervezas, se había acercado a decírmelo. ¿Es que mi cuerpo
tiene que contener más tinta que un tebeo para que se me tome en serio?
¿Todavía otorgamos esta importancia a la estética? Pensaba que todo esto
se había superado hace años pero me he dado cuenta de que la realidad
es más dura; aspectos que creíamos fuera de toda duda o debate vuelven
constantemente a la palestra porque no todo el mundo tiene nuestra idea
acerca de los mismos, debido a su cultura o creencias o vaya usted a
saber por qué, así que ciertas temas no están, en el fondo, tan
superados como parecen. El caso es que el punk ha ido perdiendo el
elemento sorpresa que siempre había sido una de sus bases más firmes a
favor de la repetición sin control y la copia. Un familiar mío me ha
prevenido de que se acerca otro modelo a seguir que ya está triunfando
en otros reinos y ducados, el after-punk.
Todos asintieron y dieron varios tragos a sus
refrigerios. El que cerraba el grupo, que no había hablado en ningún
momento porque se encontraba completamente borracho, abrió una lata de
cerveza caliente y un haz de luz emergió de su interior. La cegadora
claridad tomó la forma de venerable anciano con chupa de cuero, gafas de
sol y una a de anarquía en el pecho. Todos los presentes se
arrodillaron tan pronto la imagen se hizo visible.
-¡Es Dios del Punk! – exclamaron.
-Nos va a castigar porque lo hemos mentado en vano. ¡Estamos en pecado mortal!
Entonces Dios del Punk miró fijamente a la concurrencia del concierto, eructó y dijo así:
- No temáis mi ira en estos momentos, fieles míos,
no he venido a castigaros aunque debería, porque los discos que
escucháis en privado…Madre mía… No debéis olvidar que yo todo lo veo y
lo escucho, nada permanece oculto a mi conocimiento. Un consejo voy a
daros para que os sirva en el futuro. Como han dicho estos jóvenes, más
os valdría dejar de copiaros unos a otros e intentar hacer las cosas a
vuestro gusto, sin imposturas que mermen vuestra capacidad creativa y
sin importaros lo que despierte en los demás, incluidos aquéllos que,
por su posición preeminente, tienen mayor influencia sobre el resto.
Debéis hacer lo que queráis, cuando queráis. Intentad darle una vuelta
de tuerca a todo aquello que imaginéis para conseguir llevarlo un paso
más allá y no quedaros en lo que todo el mundo hace, que, por otro lado,
también es muy digno. Si decides hacer algo, que siempre sea por ti
mismo. Y lo más importante de todo: no aburráis. Ese es el peor de los
enemigos.
Dios del Punk desapareció en el interior de la
cerveza caliente. Entonces los jóvenes de provincias decidieron componer
una coplilla para que quedara constancia de lo allí acontecido y
sirviera a las generaciones venideras. La hicieron poner en todos los
fanzines y decía así:
Si punk queréis hacer
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